Texo: Rocío Eraso
Traducción: Bruno Bettiol
Traducción: Bruno Bettiol
Languidece la tarde, una musiquita de reminiscencias
húngaras, o quizás suizas o alemanas, (aunque estoy casi segura de que es
húngara) brota de algún jardín florido y se enlaza con el perfume perpetuo que
desciende de las sierras. Son las 6 pm. y estoy en Villa General Belgrano; no
hago nada, camino, respiro, camino, y me siento ondulada como el horizonte;
sola, pero abrazada por esas masas de tierra, de pasto, de bosques; por la
música, por la mística rubia de los paisanos.
Daylight
begins to languish while a Hungarianesque song -or maybe from Switzerland or
Germany, but I am almost sure it's Hungarian- spring forth from a flowery
garden and entwines itself with the perennial fragrance coming down the
mountains. It's 6 pm and I'm in Villa General Belgrano; I'm doing nothing, I
walk, I breathe and walk, and feel wavy like the skyline; alone but embraced by
those masses of soil, of grass, of woods; embraced by the music, by the blond
mysticism of the locals.
Villa General Belgrano, Valle de Calamuchita, Córdoba, Argentina |
No es época de fiestas típicas y eso me reconforta. La
verdad, mi ánimo no está en sintonía con la muchedumbre que llega de todo el
globo a la Fiesta Nacional de la Cerveza, a la Fiesta del Chocolate Alpino, o a la de la Masa Vienesa. “Comer sigue
siendo la actividad más convocante del comercio turístico –pensé-, los
productos regionales de Villa General Belgrano refulgen bajo las luces del sol,
y cada jarra de cerveza, cada chocolate, cada masa vienesa, se vuelve un tesoro
histórico y delicioso.” Pensar en fiestas regionales me abre el apetito,
cruzo la calle San Martín y pongo un objetivo a mi caminata: entrar a una de
esas confiterías alemanas a probar strudel y a celebrar mi Oktoberfest
personal.
It's not
the time for traditional parties, and I feel pleased by that. Honestly, my mood
is not at one with the crowd coming from all around the globe to the National
Beer Festival, or the Alpine Chocolate Festival, or the Viennese Pastry
Festival. Eating keeps on top as regards trendiest activities for tourists, I
thought; the regional products from Villa General Belgrano shine radiantly
under the sun; every jug of beer, every chocolate, and every Viennese cake
becomes a historical treasure so delicious. Musing on these regional festivals
arouses my appetite; I cross San Martín Street and set a goal to my strolling:
enter one of these German cake shops and try strudel. Let's
celebrate my own personal Oktoberfest.
Al día siguiente, y sabiendo que no contaba mucho tiempo más
para vagabundear por la Villa,
dado que pautamos un viaje de tres noches, pido prestada una bicicleta y empiezo
a pedalear por calles repletas de una arquitectura
salvajemente replicante del centro de la Europa. “Villa General Belgrano –pensé- es casi
una ficción intemporal entre la Sierra Chica
y la Sierra Grande;
un cuento donde faltan los dragones, los gnomos, los elfos…, ¿dónde está la
mitología sajona? ¿En la impecable escuela de Artes y Oficios? ¿Entre los
árboles, que son más numerosos que los habitantes de la pequeña aldea?”
The
following day, keeping in mind I don't have much time to wander thru the Villa
-we arranged the trip for three nights-, I borrow a bike and start to pedal
along streets that resemble -beyond doubt, I'd say- the architecture of Central
Europe. “Villa General Belgrano -I thought- is almost a timeless fiction
between Sierra Chica and Sierra Grande; a tale sans dragons, gnomes and
elves..., where lies the Saxon mythology? In the impeccable school of Arts and
Crafts? Among the trees which outnumber the inhabitants of the small village?”
El apetito me detiene la serie de preguntas sin respuesta y
estaciono la bicicleta frente al hotel. Pero en lugar de entrar al
restaurante, de donde emerge un exagerado grito de sabor, prefiero penetrar en
el bosquecito de la Feria
de Artesanos y probar los bocadillos que se venden en los puestos. “Mmmmm, ¡qué
rico!” Los turistas extranjeros y yo decimos lo mismo en diferentes lenguas
apenas el Knackwurst mit Sauerkraut,-presentado
en algo parecido a una cajita feliz y que consiste en salchicha Frankfurt y
chucrut- invade la cavidad bucal. Descubro, ese mediodía, cuán afín soy a la
cocina alemana.
My appetite
holds back the series of questions without answer, and I park the bike in front
of the hotel. But instead of going to the restaurant, where a bloated outcry of
savor comes forth, I prefer to move on to the craftsmen’s fair in a small
grove, and try the snacks sold at the stalls. “Mmm, tasty!”. Foreign tourists
speak the same in different words upon tasting the Knackwurst mit Sauerkraut- presented in a sorta Happy Meal consisting
of Frankfurter sausage and sauerkraut. I discover, that noon, my fondness for
German food.
Villa General Belgrano, Valle de Calamuchita, Córdoba, Argentina |
Si el primer día me dedico a caminar por la Villa y a comer, el segundo es
todo Kultur y más Kultur. Hago mucha vida social ese día, la gente es sencilla, y nadie se guarda las sonrisas para la vida privada. Puedo
preguntar sobre los duendes y las hadas sin empacho, y más de uno me asegura
que existen, que los busque en la
Quebrada de la
Zarzamora, en el Pozo Verde. Según los belgranenses, los
duendes se dejan ver a determinadas horas, a determinadas personas. “Para creer
en los duendes no necesito verlos –digo- me bastaría con escucharlos”.
If the
first day I engage in walking thru the village, on the second day I dedicate to
Kultur and more Kultur. I have a great deal of social life that day; people are
modest, and no one confines their laughs to private life. I can inquire about
goblins without abashment, and more than one is convinced they exist, telling
me to look for them in Quebrada of the Mazamorra and in Pozo Verde. According
to the locals, goblins can be seen at certain hours, by certain people. “In
order to believe in goblins –I say- I don’t need to see them, hearing them
would be enough”.
El tercer día de mi estadía en Villa General Belgrano está
destinado íntegramente a los gnomos. A buscarlos salgo temprano, cargada con
una cesta llena de manzanas. Según me dicen, la manzana fermentada -la sidra-
es la bebida favorita de los duendes. Tomo entonces el camino de la Sierra Chica a fin de llegar a
“la olla” a media mañana: la olla es un estanque de agua donde convergen todos
los matices del verde. Al son de los zorzales me recuesto apoyando la espalda
en un roble para descansar un poco. Y aunque me queda un largo trecho por andar
-ya que además del Pozo Verde y del almuerzo a base de zarzamoras, planeo subir
al Mirador y avanzar después indefinidamente por la Sierra siguiendo el curso
del arroyo; me quedo profundamente dormida.
The third
day of my sojourn in Villa General Belgrano is totally dedicated to gnomes.
Early on, off I go to seek for them, with a basket full of apples. They say
fermented apple –aka hard cider- is goblin’s favorite beverage. I take, then,
the path of Sierra Chica so as to reach “la olla” at mid-morning: la olla is a pond where all shades of
green converge. I lay down my back on an oak, while I listen to the thrushes’
songs; I rest for a while. And even though I still got a long way to go
–besides Pozo Verde and my mazamorra
lunch I plan to go up the viewpoint and then move forward to the Sierra following the course of the
stream; I fall into a deep sleep.
Villa General Belgrano, Valle de Calamuchita, Córdoba, Argentina |
La cosquilla de una brisa, de una brizna, de una hoja suelta
en el viento, me despierta. Los zorzales siguen cantando como Gardel; el agua
interpreta también una melodía reconfortante, una armonía dulce, plenamente
dulce. El sol ha llegado hasta mí, e ilumina cada hebra de hierba: la belleza
es total. Después de desperezarme, y cuando la música del bosque está ya
también adentro mío, busco mi canasta para comer una manzana y seguir viaje.
The gentle
tickling of a breeze, of a strand, of a leaf adrift in the wind, awakes me. The
thrushes still sing like Gardel; the water also interprets a comforting melody,
a sweet harmony, heart and soul so sweet. The sun has reached me, and shines upon
each blade: the beauty is absolute. After stretching myself, and when the music
of the forest is also within me, I look for my basket to have and apple and
head onwards.
No adivinan la sensación, la mucho más que rara sensación
que tengo al encontrar la canasta vacía. Guardo silencio, me quedo inmóvil. “No
voy a ser racional” pienso. Y ni bien esta idea se asienta en mí, unos
murmullos, unos murmullitos, comienzan a escucharse. Los gnomos estan en todo
el prado, detrás de cada pino, haya, roble. “Son ellos, estoy segura, son ellos
agradeciéndome por las manzanas.” Los murmullitos cesan. “Ya está” pienso.
You can’t
guess the feeling, the unbelievable weird feeling I have when I find the basket
is empty. I remain silent, I don’t move. “I’m not gonna be rational” I think.
And no sooner this thought settles within me, murmurs, tender murmurs can be
heard. The gnomes are all around the park, behind every pine, beech, and oak.
“It’s them, I’m sure, it’s them thanking me for the apples” Murmurs cease.
“It’s over” I think.
Villa General Belgrano, Valle de Calamuchita, Córdoba, Argentina |
La felicidad me dura intacta hasta la noche, y aún más allá.
Mientras el micro se aleja del Valle de Calamuchita, siento que conocer a los
duendes de Villa General Belgrano es lo más increíble que me pasó en años.
Happiness
lasts untouched till night, and even beyond. While the bus goes away from the
Valley of Calamuchita, I feel that meeting the goblins of Villa General
Belgrano is the most incredible thing that happened to me in years.
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